Una nueva economía alimentaria basada en el progreso 

Cambios transformadores para un planeta habitable

El sector alimentario mundial se ve sometido a una intensa presión. En muchas partes del planeta, el cambio climático hace que las cosechas sean más impredecibles. Los conflictos y una pandemia global han interrumpido las cadenas de suministro y han hecho subir los precios internacionales, lo que ha contribuido a un aumento generalizado del hambre y la malnutrición. La economía alimentaria —que abarca la producción, la distribución y el consumo de alimentos— es responsable de un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (i) y del 70 % de la deforestación mundial. 

Collage fotográfico de varias personas que trabajan en el sector agrícola y alimentario.

Pero se está escribiendo una historia alternativa, impulsada por agricultores y agrónomos, inversionistas y encargados de la toma de decisiones, empresarios tecnológicos y expertos en logística. 

Con el apoyo del Grupo Banco Mundial, estos grupos están promoviendo innovaciones transformadoras a fin de garantizar el suministro de alimentos para una población en crecimiento, reducir el impacto climático del sector y crear mercados dinámicos para los pequeños productores agropecuarios

Garantizar el suministro de alimentos en Ucrania y Marruecos 

Tomatoes growing.

En total, dos tercios (i) de las personas de todo el mundo que sufren inseguridad alimentaria aguda viven en entornos frágiles o en situaciones de conflicto. En los lugares donde hay guerras, mantener la productividad puede convertirse en una lucha diaria. El cambio climático es otro desafío generalizado que afecta a los rendimientos agrícolas, con pérdidas por valor de USD 3,8 billones en los últimos 30 años. Gracias al financiamiento renovado y las nuevas tecnologías, los productores pueden seguir operando e incluso prosperar. 

Wheat crops. Photo: Isak Engström / Unsplash
Cultivos de trigo. Foto: Isak Engström/Unsplash
Cultivos de trigo. Foto: Isak Engström/Unsplash
Cultivos de trigo. Foto: Isak Engström/Unsplash
“Casi todo ha cambiado, porque lo que vimos en 2022 nunca lo habíamos visto en nuestras vidas. Los mercados quedaron aislados abruptamente”. 
Oleksii Stepanenko, director del establecimiento agrícola Artberry en Ucrania

Antes de la invasión rusa de Ucrania, Oleksii y los miles de productores del país tenían una vida próspera. Ucrania es uno de los principales exportadores mundiales de maíz, cebada y oleaginosas, productos que llegan a millones de personas de Asia, África y Oriente Medio. También es uno de los mayores exportadores de trigo del mundo, ya que abarca el 10 % del mercado mundial.  

Oleksii Stepanenko, jefe de la granja Artberry, Ucrania

Oleksii Stepanenko, jefe de la granja Artberry, Ucrania

Oleksii Stepanenko, jefe de la granja Artberry, Ucrania

Agricultora ucraniana cuidando sus cultivos.
Agricultores de trigo de Ucrania.
Un agricultor ucraniano en el campo

La guerra ha causado estragos en la agricultura ucraniana, debido al desplazamiento forzado de los agricultores y la destrucción de almacenes y maquinaria agrícola. El efecto dominó se ha hecho sentir en todo el mundo. En 2023, los productos básicos provenientes de Ucrania habían duplicado su precio en comparación con el año anterior, ya que la guerra alteró la logística de envío y las existencias mundiales.  

En el ámbito interno, la guerra obligó a los proveedores de semillas, fertilizantes y pesticidas a dejar de ofrecer insumos a crédito; al mismo tiempo, las ganancias disminuyeron porque la mayoría de los establecimientos agrícolas tenían dificultades para operar. 

En respuesta, el Gobierno puso en marcha el Proyecto de Apoyo de Emergencia para la Recuperación Agrícola (ARISE) (i), mediante el cual se amplió el acceso al crédito y se introdujeron donaciones para las pequeñas explotaciones agrícolas. 

A través de ARISE, aproximadamente 10 000 agricultores (i) ya han recibido créditos para mantener sus establecimientos y negocios, y casi 25 000 pequeños productores se han beneficiado de donaciones. 

En total, 90 000 agricultores y productores agrícolas tendrán acceso a préstamos y donaciones asequibles, lo que garantizará que sus establecimientos sigan funcionando durante la guerra.  

Tahar Amdani, empresario agrícola

Tahar Amdani, un empresario agrícola de Marruecos, fue pionero en el uso de una herramienta de inteligencia artificial capaz de predecir las necesidades de agua simplemente escaneando los cultivos de tomate. 

Tahar Amdani, un empresario agrícola de Marruecos, fue pionero en el uso de una herramienta de inteligencia artificial capaz de predecir las necesidades de agua simplemente escaneando los cultivos de tomate. 

“Un cultivo de 100 frutos no tiene las mismas necesidades que uno de 300 frutos. Así es como estamos contribuyendo a los esfuerzos para ahorrar agua, fertilizantes y pesticidas”. 
Tahar Amdani, empresario agrícola de Marruecos

Mientras Ucrania lucha contra las consecuencias de una invasión, la agricultura de Marruecos se enfrenta a un desafío mundial más común. Los años de sequía acumulados en este país del norte de África han reducido el rendimiento de los cultivos, lo que pone en peligro la seguridad alimentaria y los ingresos por exportaciones. Tahar es una de las numerosas personas que buscan maneras novedosas de continuar cultivando alimentos. El Gobierno ya está intensificando los esfuerzos para transformar el sistema agroalimentario en un modelo más resiliente, inclusivo y sostenible que produzca alimentos seguros y saludables. 

Mujeres que trabajan en el campo.
Agricultor cuidando sus tomates.

El país está implementando un programa con múltiples dimensiones para promover la agricultura sostenible, impulsar el riego (i) en zonas propensas a la sequía y hacer de la agricultura una propuesta atractiva para los jóvenes.    

Como socio de Marruecos desde hace mucho tiempo, el Banco Mundial está ayudando a fortalecer el sector agrícola del país a través de programas para mejorar las cadenas de valor y el acceso a los mercados (i), a reforzar el empleo rural entre los jóvenes, la tecnología agrícola y la agricultura climáticamente inteligente, con cofinanciamiento de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), y a modernizar los sistemas de riego (i) y promover la gestión sostenible de los recursos hídricos en las regiones de Chtouka, Tadla y Souss-Massa. 

A través de un nuevo programa (i) amplio, se promoverá la agricultura orgánica y la agricultura de conservación —incluida la agricultura sin labranza— para proteger mejor el suelo y los recursos hídricos en 1,4 millones de hectáreas, ampliar el uso de seguros climáticos para 120 000 agricultores y mejorar la nutrición, la calidad de los alimentos y la seguridad alimentaria de más de 1 millón de consumidores.   

El Mecanismo de Asociación entre Corea y el Banco Mundial (i) puso en marcha el programa Agritech4Morocco (i) en 2022 y el programa AgriYoung Innovate en 2024, con el fin de apoyar a empresas emergentes de agrotecnología y crear soluciones digitales para clientes del sector privado y organismos gubernamentales. Entre las muchas soluciones a las que se destina el financiamiento se encuentra una herramienta que utiliza inteligencia artificial para estimar el rendimiento de los cultivos y prever eventos tales como las sequías. Esto está ayudando a los agricultores a mitigar los riesgos y a evaluar mejor los insumos que necesitan. 

Reducción de emisiones en Zambia y Uruguay 

Foto: Rixie/Adobe Stock

Foto: Rixie/Adobe Stock

Foto: Rixie/Adobe Stock

Los alimentos son uno de los principales factores que impulsan el calentamiento global (i), ya que emiten a la atmósfera una mayor proporción de emisiones de gases de efecto invernadero que toda la electricidad y la calefacción del mundo en conjunto. Pero las soluciones están al alcance de la mano y pueden ofrecer enormes recompensas. 

Selva estéril en Zambia
Agricultores zambianos
Paisaje forestal en Zambia. Foto: Andrea Capranico / Adobe Stock
“Antes recurría a fertilizantes sintéticos, que no solo son caros, sino que también dañan la estructura del suelo con el tiempo. Esto condujo a bajos rendimientos e inseguridad alimentaria. La incorporación de la agrosilvicultura en mi sistema agrícola redujo los costos y, además, mejoró mis rendimientos en aproximadamente un 20 %, lo que nos ayudó a tener seguridad alimentaria y a comprar útiles escolares para mis hijos”. 
Stanley Mbewe, agricultor, campo agrícola Dole, distrito de Katete (Zambia)

En la Provincia Oriental de Zambia, la expansión de la agricultura y la recolección de leña están acelerando la deforestación, una fuente clave de emisiones de gases de efecto invernadero. 

Dotar a las comunidades de las herramientas necesarias para cambiar sus técnicas agrícolas puede ayudar a proteger los bosques, mantener el carbono en el suelo y, al mismo tiempo, mejorar los medios de subsistencia. 

En el marco de un programa de paisajes forestales (i), agricultores como Stanley Mbewe ahora cuentan con nuevos métodos, como la intercalación, la rotación y la diversificación de cultivos. El programa ha contribuido a beneficiar a más de 162 000 personas, aumentar los rendimientos en más de un 30 % en algunos casos y mejorar la gestión sostenible de más de 72 000 hectáreas de bosques. 

Muy pronto, las comunidades comenzarán a recibir pagos por sus contribuciones a la lucha contra el cambio climático, ya que el país se prepara para establecer su primer mecanismo de pago de créditos de carbono para monetizar el secuestro de carbono en el suelo.  

“A través de la agricultura climáticamente inteligente, los productores ayudarán a reducir las emisiones de carbono y podrán obtener créditos de carbono que venderán para obtener ingresos adicionales. Los ingresos provenientes de los mercados de carbono se utilizarán para financiar el desarrollo de infraestructura local, como sistemas de riego alimentados con energía solar y pequeñas plantas y equipos de procesamiento. Esto también conducirá a ecosistemas más saludables que proporcionarán mejores recursos y hábitats naturales”. 
Dra. Adreen Nansungwe, coordinadora provincial de Agricultura, Provincia Oriental (Zambia)
Rebaño de vacas
Carmen Puig ha recibido asistencia financiera y técnica para limpiar su granja lechera. Foto: Banco Mundial
Tambo en Santa Lucía, Uruguay. Foto: Banco Mundial

Mientras que Zambia utiliza el suelo para almacenar las emisiones de gases de efecto invernadero, Uruguay aprovecha la ganadería, una importante industria que representa el 10 % del producto interno bruto del país y el 35 % de sus exportaciones. También es una importante fuente de ingresos para más de 100 000 personas. A lo largo de los años, Uruguay ha reducido la huella ambiental del sector mediante una mejor gestión del estiércol, el forraje y las pasturas. 

En el marco de un proyecto reciente, las pequeñas y medianas empresas lecheras de la región de Santa Lucía recibieron asistencia financiera y técnica, centrando la atención en los establecimientos que planteaban mayor riesgo para la calidad del agua debido a su tamaño o ubicación.  

En la actualidad, el estiércol de vaca se canaliza hacia estanques y se reutiliza como fertilizante para las pasturas, lo que reduce el uso de agroquímicos. El proyecto también ha ayudado a prevenir la contaminación del agua potable que llega a más de la mitad de los 3,5 millones de habitantes del país.  

Para promover sus aspiraciones climáticas de manera más amplia, Uruguay recibió su primer préstamo soberano vinculado al desempeño destinado a respaldar el crecimiento verde y la resiliencia climática.  

De acuerdo con las condiciones del préstamo, los pagos de intereses están directamente vinculados con el objetivo de Uruguay de reducir la intensidad de las emisiones de metano dentro de la industria de la carne vacuna, abordando el problema de un gas 80 veces más potente que el dióxido de carbono. Con un objetivo de disminuir la intensidad de las emisiones de metano por unidad de peso vivo de carne vacuna en al menos un 33 % entre 2025 y 2029, y en al menos un 36 % entre 2030 y 2034, Uruguay podría acceder a una reducción de hasta USD 12,5 millones en los pagos de intereses durante la vigencia del préstamo.  

Acceso a los mercados de India y Papua Nueva Guinea 

Variedad de especias

Los pequeños agricultores, que operan en el núcleo del sistema alimentario, sufren un déficit crónico de financiamiento y están sobrecargados, al tiempo que se enfrentan a riesgos y responsabilidades que van en aumento. Estos grupos deben lidiar con bajos rendimientos, riesgos climáticos, acceso limitado a los mercados y falta de información y datos, lo que los convierte en una opción de alto riesgo para las instituciones financieras. 

Conectar a los pequeños agricultores con las entidades bancarias y dotarlos de apoyo técnico y acceso a oportunidades de mercado no es solo una forma eficaz de aumentar sus ingresos. Es una estrategia para promover la diversificación económica y el desarrollo sostenible a gran escala. 

S. Sudha, participante del Proyecto de Transformación Rural de Tamil Nadu

S. Sudha, participante del Proyecto de Transformación Rural de Tamil Nadu 

S. Sudha, participante del Proyecto de Transformación Rural de Tamil Nadu 

“Me encontré con muchos obstáculos cuando acudí a los bancos para pedir un préstamo. No querían concedérmelo porque soy una mujer de una tribu que vive en una reserva forestal. Estaban preocupados por las verificaciones que debían llevar a cabo, ya que vivo tan lejos. Finalmente, conseguí que me lo otorgaran con la ayuda de oficiales del Proyecto de Transformación Rural de Tamil Nadu. Ahora que lo he reembolsado, los oficiales bancarios me preguntan cuándo voy a tomar mi próximo préstamo”. 
S. Sudha, participante del Proyecto de Transformación Rural de Tamil Nadu

Una intervención clave para abordar la baja participación de las mujeres en la fuerza laboral en Asia meridional es mejorar el acceso al financiamiento de las trabajadoras por cuenta propia. Sin embargo, como lo ha experimentado Sudha, muchos bancos suelen ser reacios a otorgar préstamos a las microempresas, ya que el costo de garantizar ese financiamiento es muy alto. 

Mujer trabajando en una tienda.
Una mujer administra el dinero de su negocio.
Mujer trabajando en la tienda de su negocio.
Una mujer trabaja en su negocio de especias.

En India, las empresas rurales de propiedad de mujeres dan empleo a unos 27 millones de personas. Sin embargo, siguen enfrentando obstáculos para acceder al crédito formal, a los servicios de comercialización y a la tecnología. En el contexto de un programa gubernamental emblemático (i), se están abordando algunos de estos desafíos mediante la movilización de las personas pobres de zonas rurales, en particular las mujeres, para que conformen grupos de ayuda mutua y aumenten así su acceso a servicios financieros, de salud y de otros tipos. Desde su inicio en 2011, la inversión de USD 750 millones del Banco Mundial ha ayudado al programa a movilizar a más de 100 millones de mujeres de zonas rurales en más de 9 millones de grupos de ayuda mutua. 

A través del Proyecto de Transformación Rural de Tamil Nadu (i), el Gobierno estatal ayuda a las empresas rurales a tener acceso a financiamiento, muchas de las cuales reciben este beneficio por primera vez. Para el proyecto se utiliza el portal digital único del Estado, que contiene los datos biométricos de identidad y el historial crediticio de los agricultores, y permite realizar transacciones en línea. 

Estas iniciativas han dado lugar a más de 100 000 préstamos para empresas muy pequeñas de propiedad de mujeres, que tienen menos de 10 empleados.  

Para llegar a estas microempresas, la Corporación Financiera Internacional (IFC) capacitó a profesionales de la comunidad para que identificaran las firmas más viables, elaboraran planes de negocios, emprendieran un proceso de verificación y negociaran los préstamos con los bancos. Los expertos continúan monitoreando la salud financiera de cada empresa, incluso después de que se ha desembolsado un préstamo, de modo de garantizar que los reembolsos se realicen conforme a lo previsto. 

S. Sudha se encuentra entre los participantes. Se unió a un grupo de ayuda mutua en su aldea y recibió capacitación para preparar especias. Inicialmente, usó los conocimientos adquiridos para hacer especias en polvo en su casa y compartirlas con sus vecinos. Ahora, su tienda distribuye estos productos a grandes zonas urbanas.  

Yali Kilamu, productora de cacao del distrito de Markham (Papua Nueva Guinea).

Yali Kilamu, productora de cacao del distrito de Markham (Papua Nueva Guinea). 

Yali Kilamu, productora de cacao del distrito de Markham (Papua Nueva Guinea). 

“El cultivo del cacao es un trabajo arduo que incluye controlar el brote de las plantas, podarlas, secar los granos y luego transportarlos para venderlos. Por eso, cuando trabajamos juntos en la cooperativa, recibimos mucho apoyo, como un camino de acceso a mi aldea, que facilitó en gran medida el transporte”. 
Yali Kilamu, productora de cacao del distrito de Markham (Papua Nueva Guinea).

En países escasamente poblados como Papua Nueva Guinea, los agricultores enfrentan desafíos aún mayores para acceder a los mercados debido a las grandes distancias, las deficiencias de infraestructura y los altos costos del transporte. Aproximadamente el 80 % de la población de este país vive en zonas rurales y el 75 % depende de la agricultura. Esto convierte al sector agrícola en un pilar de la economía nacional. El café y el cacao son los principales cultivos comerciales y dan empleo a la mitad de la fuerza laboral. No obstante, como Yali Kilamu, muchos pequeños agricultores tienen dificultades para producir mejores cultivos y hacerlos llegar a los mercados. 

Agricultor vestido con ropa de entrenamiento.
Agricultor secando granos de cacao.
Una agricultora cuida su árbol de cacao.

Por suerte, un buen número de productores ya ha recibido capacitación (i) para comercializar sus productos y conectarse con posibles compradores. Además, se está renovando la infraestructura local para facilitar el comercio y ampliar los servicios públicos, incluidos caminos de acceso y muelles. Desde 2011, los ingresos y los rendimientos de cerca de 70 000 productores de cacao y café aumentaron en promedio un 40 % en las 12 provincias del país. En la actualidad, la iniciativa se encuentra en una etapa de ampliación (i). 

Hoy en día, los caficultores están obteniendo acceso a viveros, semillas e instalaciones para después de la cosecha. En diciembre de 2024, comenzó la construcción de una carretera secundaria que conecta Tehobuin y Sipotavai en la Región Autónoma de Bougainville. Este nuevo emprendimiento tiene como objetivo mejorar significativamente las cadenas de valor y los medios de subsistencia. 

En la actualidad, 24 000 mujeres obtienen un ingreso a partir de la producción de cacao y café, lo que les permite pagar los servicios de educación, transporte y salud. Mediante el proyecto también se proporcionará capacitación a las familias en cuestiones de género y conocimientos financieros, y se ofrecerá un programa de nutrición formulado en asociación con las autoridades de salud provinciales.  

Al abordar simultáneamente la forma en que se producen, distribuyen y consumen los alimentos —en Ucrania, Marruecos, Zambia, Uruguay, India y Papua Nueva Guinea—, estas iniciativas proporcionan alivio inmediato y, al mismo tiempo, allanan el camino hacia la viabilidad económica y la seguridad alimentaria a largo plazo. La agricultura y la ganadería dejan de ser un medio de supervivencia para convertirse en un catalizador del progreso sostenible y un futuro mejor. 

Agriculture land
Tierras agrícolas
Tierras agrícolas
Tierras agrícolas
Tierras agrícolas

Créditos de fotos y videos: Grupo Banco Mundial, a menos que se indique lo contrario.

Enlaces relacionados:

  • Banco Mundial - Agricultura y Alimentación (I)
  • Cambios transformadores para un planeta habitable (I)